“Gota a gota se hace el rio”. Proverbio afgano.
"Laila"
Afganistán un país obligado a una guerra que pocos han inventado pero que es sufrida por muchos, donde la mujer paga el precio más alto debido a tradiciones seculares que le imponen el silencio, la obediencia, la resignación. Escondidas en sus casas, detrás de los burkas, esclavas de padres o maridos violentos.
En Afganistán:
La mortalidad media de las mujeres que dan luz a un hijo es de 2.400 sobre 100.000, es decir, una cada 27 minutos. La más alta del mundo.
La tasa de alfabetización de los adultos afganos mayores de 15 años es del 28% y del 12% para las mujeres. En las aéreas rurales donde vive el 74% de la población, el 90% de las mujeres no sabe leer ni escribir.
El 43% de las mujeres que se casan son menores de 18 años.
La esperanza media de vida es de 44 años, 20 menos de la media mundial. Las mujeres mueren primero que los hombres.
Diez años atrás Laila, abandonada por un marido brutal y con tres hijos para criar fue obligada por sus propios familiares a prostituirse para sobrevivir. Encerrada en un hueco en la tierra cubierto por una puerta de hierro a donde le llegaban los hombres que llevaban sus propios familiares. Para Laila no existía la posibilidad de denunciar este acto, sería condenada por la policía a una muerte a lapidación transformándose de víctima en culpable.
Hoy cultiva las rosas en el pequeño jardín de su casa en Afganistán, y ha vuelto a vivir gracias al proyecto italiano Pangea Onlus. Cuando Luca el director del proyecto le explicó que podría correr riesgos por parte de los talibanes, ella respondió: “No tengo miedo de morir, si los talibanes me vienen a buscar, ya me han matado mil veces, pero tú me estás dando la oportunidad de volver a vivir y esta no la voy a desperdiciar”. Hoy Laila con 40 años, vive en su propia casa con un pequeño jardín, junto a sus tres hijos, ellos estudian y ella trabaja. Es coordinadora del programa de microcrédito Pangea destinado a las mujeres de Kabul. En un país en guerra, Laila es una sobreviviente que día a día siembra paz.
La fundación italiana Pangea en Afganistán, es un proyecto que desarrolla los microcréditos para las mujeres de Kabul. Es un proyecto que pretende desarrollar un proyecto de vida, como un deseo de volver a nacer, de volver a existir, de construir la vida cotidiana, la esperanza normal de un futuro mejor, la esperanza de ver crecer a sus hijos en un contexto de salud, de educación, y sobre todo de buenos principios.
Desde el 2003, 1500 mujeres han tenido la oportunidad de acceder a los microcréditos del proyecto Pangea, 1500 historias de mujeres que han cambiado su vida, que han cambiado la vida de sus familias. 2000 mujeres que han tenido acceso a los cursos de higiene y sanidad, que han podido dar a luz con condiciones higiénicas seguras, son mujeres que de regreso a sus casas han podido multiplicar el mensaje hablando con otras mujeres para que vayan a los cursos para poder desarrollar un proyecto que en realidad no es un proyecto, es vida.
Mujeres que han desarrollado sus propios proyectos en sus casas, hornos para cerámica, una oficina de reparación de bicicletas en compañía de sus hijos, comprar una casa y ayudar al marido en su trabajo de zapatero, costureras... Mujeres que trabajan, mujeres emprendedoras, mujeres madres, mujeres de Kabul. Mujeres que se han emancipado con el trabajo, han estudiado, han aprendido una profesión, han aprendido reglas higiénicas básicas, han descubierto que aun ellas pueden gozar de derechos humanos inviolables, han aprendido a hacer cuentas y manejar su propio dinero, mas de 2500 mujeres han realizado todo esto gracias al proyecto de microcrédito femenino de la Onlus Pangea, que desde el 2003 trabaja en Afganistán, "porque la libertad, la dignidad, el respeto y la paz se alcanzan gracias a una emancipación económica, la cultura y la formación".
El proyecto de microcrédito es un proyecto de vida que busca que la vida de estas mujeres pueda recomenzar, lo importante no son las estadísticas, lo importante es que al menos una sola mujer haya podido realizar su proyecto.
Hay lugares donde se muere porque no se tiene el dinero para comprar una aspirina, hay lugares donde el polvo y el fango son el aire que se respira, hay lugares donde la vida de una persona vale 1 dólar al día, hay lugares donde hace años llueven misiles, prepotencia y lágrimas, hay lugares en donde en 10 años han recibido millones de dólares en beneficencia pero no se encuentra ni una calle ni un hospital, hay lugares en donde no existe ni la paz ni la libertad, como el distrito 1 de Kabul, encavado en una colina, en donde los efectos de los ministerios, las embajadas, las oficinas de cooperación o de derechos humanos no llegan, pero hay lugares donde una pequeña fundación Italiana como Pangea lleva luz y esperanza a miles de familias.
Como lo explica Luca Lo Presti, presidente de la Fundación Pangea Onlus: “Lo importante es creer en lo que se hace y ser responsable con el proyecto donde cada día se pueda desarrollar una vida. Se necesita para poderlos realizar tener los fondos económicos que no se reciben de ayudas estatales, ni de instituciones, ni de la Unión Europea, son fondos conseguidos gracias a personas que se solidarizan con la idea de este proyecto. Es una idea que se multiplica a través de las propias mujeres que invitan a otras mujeres a que participen en los cursos de formación de Pangea. El proyecto también recibe ayuda a nivel de adopción a distancia de una madre afgana, porque Pangea cree que la vida se puede recomenzar desde una mujer porque la mujer es el centro de la familia.
El fotógrafo Ugo Panella ha conocido el proyecto y ha realizado una agenda fotográfica con imágenes de estas bellas mujeres y sus vidas, obteniendo estas agendas se puede colaborar con Onlus Pangea en Afganistan. Para acceder a las fotos:
Para conocer más acerca de Onlus Pangea:
Gracias Clara por este intersante artículo. Desde Alemania un beso... Ursula
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