Por: Milagros García Bueno.
Hemos leído en el diario El Sole 24 horas, un artículo publicado por Melinda Gates, en el que nos habla del trabajo doméstico de la mujer, donde no hay un horario, sino que es desde la mañana a la noche y así todos los días del año, condición en la que viven la mayor parte de las mujeres del mundo y que además de no estar remunerado, dicen los entendidos que "no crea valor".
Hemos leído en el diario El Sole 24 horas, un artículo publicado por Melinda Gates, en el que nos habla del trabajo doméstico de la mujer, donde no hay un horario, sino que es desde la mañana a la noche y así todos los días del año, condición en la que viven la mayor parte de las mujeres del mundo y que además de no estar remunerado, dicen los entendidos que "no crea valor".
Comenta que cuando los
gobiernos cuantifican la economía nacional en términos de
producto interno bruto, este "trabajo de mujeres", tanto del cuidado y
crianza de los hijos como del trabajo doméstico, no es calculado ni
considerado como "trabajo".
Gracias
a un nuevo informe
publicado por McKinsey, se puede conocer el valor real de este trabajo
no remunerado: la increíble suma de 10 mil millones de dólares, el
equivalente más o menos del Producto Interior Bruto de China. Si todas
las mujeres, que
cuidan de sus familias, constituyesen una nación, esta sería la cuarta
economía
más grande del mundo.
Melinda continúa diciendo que, como sabemos, estas desigualdades existen de
manera similar en países ricos y pobres. En el primero, las
mujeres transforman el dinero en productos y servicios necesarios para la
supervivencia y el bienestar, haciendo la compra, cocinando, limpiando,
lavando, ordenando… En los países pobres, las mujeres deben soportar casi toda
la carga, para proveer las necesidades básicas de su hogar, el transporte de agua
y leña, el cultivo de subsistencia y la recolección.
HABRÁ QUE HACER ALGO...
Nos hace la referencia a la economista Diane Elson ha
desarrollado una estrategia, que tiene el
siguiente lema:
"RECONOCER, REDUCIR Y REDISTRIBUIR".
Reconocer el injusto peso que las
mujeres tienen que soportar, primer paso para resolver la
situación. Hasta que las estadísticas económicas no tengan en cuenta el trabajo
de las mujeres, ignoraremos la desigualdad de la parte
inferior de nuestras sociedades.
Reducir la cantidad de tiempo y
esfuerzo que las mujeres empeñan para liberarse de las tareas repetitivas, que
es posible con tecnologías que ahorran trabajo físico. En los países donde las
mujeres pasan incontables horas recogiendo agua y leña para sacar adelante a
sus familias, esto puede ser incorporando elementos como hornos más eficientes, cisternas comunitarias,
electricidad en las áreas rurales. En los países más ricos, desde hace años se
usan lavadoras y electrodomésticos como planchas y aspiradoras.
Las cifras que nos aporta dicho artículo son sorprendentes: con la reducción en un 61 por ciento
del trabajo, no retribuido rutinario, se podría ahorrar una gran cantidad de tiempo para dedicarse a la
inestimable labor de atención de los niños y los ancianos.
Redistribuir el
trabajo no remunerado, sería el último paso de esta estrategia, que implica involucrar
a los hombres a la par con las mujeres en esas tareas. Dicen que los hombres que se vinculan con sus
hijos a una edad temprana viven una relación diferente y mucho más gratificante. Además, cuando los
hombres y las mujeres viven a la par de crianza, ambos tienden a hacer presión
para obtener condiciones de trabajo flexibles que beneficien a todos.
Nos sigue contando Melinda que no se sabe con certeza lo que harían
las mujeres con el tiempo libre que ganarían reduciendo y redistribuyendo el
trabajo no remunerado, pero seguramente lo utilizarían para actividades económicas fructíferas o para mejorar su educación.
Según el informe McKinsey, si las mujeres de todo el mundo no se
sobrecargaran de la mayor parte de las tareas del hogar, si no estuvieran
obligadas a aceptar trabajos a tiempo parcial para arreglárselas lo mejor
posible en el cuidado de los hijos y otras responsabilidades importantes, si no
fueran relegadas a profesiones poco retribuidas, el PIB global crecería en la
cifra impresionante, de 28 billones de dólares, equivalente a la economía
estadounidense y china, juntas.
Los cálculos pueden
ser engañosos, termina diciendo Melinda. La verdadera igualdad sería que los hombres abandonar
las posiciones superiores con respecto a las mujeres.
Ya
son muchas las informaciones que nos llegan a través de todos los
medios de comunicación del mundo y como vemos cada vez es más difícil
esconder lo evidente. Lo importante es darnos cuenta de que la humanidad
se mueve y que en ese movimiento vamos todos. Ya no tenemos excusas
para no actuar, desde los políticos, a los empresarios, a los
inversores, a los ciudadanos en general, hasta nosotras mismas, no
podemos quedarnos de brazos cruzados.
En
vez de la famosa frase de Escarlata O'hara en la película de "Lo que el
viento se llevó", de: "mañana será otro día", tal vez podamos empezar a
pensar y a dar los primeros pasos para que verdaderamente ese "mañana"
sea el primer día de una nueva humanidad.