Por XAB
El CAIRO, 14 nov 2013 (IPS) - Medio Oriente se ha convertido en un lugar más propicio para las mujeres emprendedoras que la región estadounidense de Silicon Valley, epicentro de la innovación y los negocios, sugiere una evidencia que sorprende.
La egipcia-estadounidense Yasmin Elayat, nacida y criada en la propia Silicon Valley, dijo a IPS que el ambiente de negocios en Medio Oriente era más favorable que el de Estados Unidos y Europa, cuando en 2011 comenzó a trabajar en su ahora inactiva empresa de medios GroupStream.
“Es un ámbito más estimulante para las mujeres empresarias”, señaló Elayat, de 31 años. “Hay algo más aquí, llámesele cultura o ambiente”.
De hecho, la única vez en que se sintió menospreciada en los negocios por ser mujer fue en Europa, cuando participó en un campamento de capacitación de tres meses en Copenhague para líderes de compañías “startup” (incipientes y de innovación).
Allí, un empresario de Europa oriental quedó estupefacto cuando supo que Elayat no era una simple empleada de GroupStream, sino nada menos que su directora general. En otra ocasión, tras hablar ante una audiencia, uno de los presentes dirigió las preguntas al cofundador de su compañía, y no a ella.
Elayat integra el creciente grupo de mujeres en Medio Oriente y el norte de África que se aventuran en los negocios, aunque es difícil saber cuál es el número exacto de estas nuevas empresarias.
La última edición del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un estudio mundial realizado por un consorcio de universidades, sugiere que las mujeres de esta región son las que cuentan con menos probabilidades de poder iniciar su propio negocio.
La investigación indica que solo cuatro por ciento de las mujeres adultas de Medio Oriente y el norte de África se consideran empresarias.
Sin embargo, el estudio no incluyó información de importantes centros de startups en la región, como Jordania, Líbano, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, mientras Israel fue estudiado en forma separada.
En Jordania, las startups lideradas por mujeres representan una tercera parte del total, cerca del promedio mundial, de 37 por ciento. Y en Egipto, aproximadamente la mitad de los nuevos emprendimientos son encabezados por equipos mixtos, dijo a IPS el empresario Hossam Allam, fundador del grupo de inversiones Cairo Angels.
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Además, en las competencias regionales de emprendedores, la presencia de mujeres y hombres es bastante equitativa. En la Competencia de Startups Árabes, organizada por el MIT Enterprise Forum en 2012, casi la mitad de la participación fue de mujeres, incluida la ganadora, Hind Hobeika.
La proporción de mujeres emprendedoras en la región probablemente oscila entre 15 y 20 por ciento. Esto es notable si se considera que, según el estudio GEM, 10 por ciento de las mujeres adultas en Estados Unidos estuvieron involucradas en alguna actividad empresarial en 2012, y apenas cinco por ciento en Europa.
Hay varias razones para el incremento de este emprendedurismo femenino en Medio Oriente, y una de ellas es el favorable ambiente para las startups.
En los últimos tres años, la región no solo presenció el surgimiento de numerosas incubadoras de empresas (entidades que apoyan los proyectos de nuevos emprendedores), sino también de competencias y de organizaciones específicamente dirigidas a las mujeres.
Entre esas iniciativas están el sitio web de noticias sobre inversiones Wamda for Women, de la plataforma empresarial regional Wamda, la Competencia para Mujeres Emprendedoras, de la incubadora de negocios libanesa Berytech, la Fundación Roudha en Jordania, y el Programa de Emprendedurismo de Mujeres Árabes, de la organización estadounidense AMIDEAST.
Otras razones son el creciente acceso a la educación y las oportunidades que brinda Internet.
El Banco Mundial señala que ahora hay más mujeres que hombres en las universidades de Medio Oriente.
Elayat contó que ella era la única mujer de la clase cuando hizo su primer curso de ingeniería informática en Estados Unidos, pero cuando pasó a la Universidad Estadounidense de El Cairo constató una presencia igualitaria de hombres y mujeres.
Yasmine el-Mehairy, la joven cofundadora del sitio digital árabe Supermama explicó que, en contraste con los bajos números de mujeres que estudian computación e ingeniería en Occidente, muchas árabes ingresaban a este tipo de carreras luego de presentar buenas calificaciones en la educación secundaria.
“Las mujeres muestran un mayor esfuerzo en la secundaria, y por eso obtienen buenas calificaciones, mientras que los hombres están más interesados en jugar con el PlayStation o en el fútbol”, señaló.
“Es parte de una selección natural ir a las universidades más acreditadas si tienes buenas calificaciones, y hacer las carreras más prestigiosas”, como ciencias e ingeniería, añadió.
Ludwig Siegele, del semanario británico The Economist, escribió en julio que probablemente el número de emprendedoras se incrementará gracias a Internet, pues este permite que las mujeres dirijan su empresa desde su casa, y esto es sumamente ventajoso en países como Arabia Saudita, donde se ve mal que salgan a trabajar.
No obstante, los desafíos que afrontan las emprendedoras en Medio Oriente son muy grandes, desde el cansancio diario hasta las frustraciones por los prejuicios arraigados en sus sociedades patriarcales.
Los talleres organizados este año por Wamda for Women en El Cairo, Doha, Amman y Riyadh ilustraron las dificultades que tienen las mujeres para impulsar sus negocios.
Generalmente, los principales desafíos tienen que ver con enfrentarse a sus pares hombres, superar los roles establecidos y equilibrar la familia con las responsabilidades del trabajo.
Así lo explicó también la empresaria jordana Fida Taher, fundadora del sitio web sobre cocina Zaytouneh.
“En primer lugar, algunos hombres se sienten intimidados frente a una mujer fuerte”, le dijo a Chris Schroeder, autor del libro “Startup Rising: The Entrepreneurial Revolution Remaking the Middle East” (Surgimiento de las startups: la revolución emprendedora reconstruye Medio Oriente).
“En segundo lugar, otros –y trataré de sonar lo más correcta posible—creen que una relación de negocios con una mujer debe ser personal. Finalmente, algunos hombres subestiman a las mujeres en general, y creen que no somos capaces de obtener buenos resultados”, añadió.
Sarah Abu Nar, de 28 años, cofundadora de la compañía egipcia EduKitten, que vende aplicaciones de entrenimiento educativo en árabe, contó sus propias experiencias.
La empresaria dijo que debe esforzarse para convencer a inversores árabes de que puede dedicarle igual de tiempo a los negocios que sus pares hombres.
Pero finalmente decidió tomar una postura que siguen todas las empresarias con las que habló IPS. “No hay que perder tiempo hablando con la gente para convencerlos de que eres buena. No gastes tu tiempo haciendo esto, pues tus acciones hablarán mejor que tus palabras”, afirmó.
Una buena noticia desde el Medio
Oriente. Evidentemente no corresponde a una mayoría de la población femenina
(tal como indica el artículo corresponde a sólo una parte de los países), y
dentro de los mismos corresponde a una porción de la población, obviamente,
pero no deja de ser una buena noticia.
Las razones para ese ambiente favorable
para las mujeres que quieren emprender una empresa (como las nuevas tecnologías
y el auge de los startups femeninos) son para tener en cuenta, más aun sabiendo
que los obstáculos con los que se encuentran son similares –si no iguales- a
los que tienen que superar las mujeres en occidente.
Rescatamos, desde luego, el consejo con
el que termina el artículo, pues es perfectamente aplicable a cualquier lugar
del planeta. Es una propuesta universal.
Por cierto, es interesante entrar en las
páginas web de las empresas que ponen como modelo de iniciativas…
Medio Oriente, tierra fértil para emprendedoras
Sarah Abunar (izquierda) y Rana
Said, cofundadoras de EduKitten, empresa que vende aplicaciones de
entretenimiento educativo en árabe. Crédito: Rachel Williamson/IPS
El CAIRO, 14 nov 2013 (IPS) - Medio Oriente se ha convertido en un lugar más propicio para las mujeres emprendedoras que la región estadounidense de Silicon Valley, epicentro de la innovación y los negocios, sugiere una evidencia que sorprende.
La egipcia-estadounidense Yasmin Elayat, nacida y criada en la propia Silicon Valley, dijo a IPS que el ambiente de negocios en Medio Oriente era más favorable que el de Estados Unidos y Europa, cuando en 2011 comenzó a trabajar en su ahora inactiva empresa de medios GroupStream.
“Es un ámbito más estimulante para las mujeres empresarias”, señaló Elayat, de 31 años. “Hay algo más aquí, llámesele cultura o ambiente”.
De hecho, la única vez en que se sintió menospreciada en los negocios por ser mujer fue en Europa, cuando participó en un campamento de capacitación de tres meses en Copenhague para líderes de compañías “startup” (incipientes y de innovación).
Allí, un empresario de Europa oriental quedó estupefacto cuando supo que Elayat no era una simple empleada de GroupStream, sino nada menos que su directora general. En otra ocasión, tras hablar ante una audiencia, uno de los presentes dirigió las preguntas al cofundador de su compañía, y no a ella.
Elayat integra el creciente grupo de mujeres en Medio Oriente y el norte de África que se aventuran en los negocios, aunque es difícil saber cuál es el número exacto de estas nuevas empresarias.
La última edición del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un estudio mundial realizado por un consorcio de universidades, sugiere que las mujeres de esta región son las que cuentan con menos probabilidades de poder iniciar su propio negocio.
La investigación indica que solo cuatro por ciento de las mujeres adultas de Medio Oriente y el norte de África se consideran empresarias.
Sin embargo, el estudio no incluyó información de importantes centros de startups en la región, como Jordania, Líbano, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, mientras Israel fue estudiado en forma separada.
En Jordania, las startups lideradas por mujeres representan una tercera parte del total, cerca del promedio mundial, de 37 por ciento. Y en Egipto, aproximadamente la mitad de los nuevos emprendimientos son encabezados por equipos mixtos, dijo a IPS el empresario Hossam Allam, fundador del grupo de inversiones Cairo Angels.
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Además, en las competencias regionales de emprendedores, la presencia de mujeres y hombres es bastante equitativa. En la Competencia de Startups Árabes, organizada por el MIT Enterprise Forum en 2012, casi la mitad de la participación fue de mujeres, incluida la ganadora, Hind Hobeika.
La proporción de mujeres emprendedoras en la región probablemente oscila entre 15 y 20 por ciento. Esto es notable si se considera que, según el estudio GEM, 10 por ciento de las mujeres adultas en Estados Unidos estuvieron involucradas en alguna actividad empresarial en 2012, y apenas cinco por ciento en Europa.
Hay varias razones para el incremento de este emprendedurismo femenino en Medio Oriente, y una de ellas es el favorable ambiente para las startups.
En los últimos tres años, la región no solo presenció el surgimiento de numerosas incubadoras de empresas (entidades que apoyan los proyectos de nuevos emprendedores), sino también de competencias y de organizaciones específicamente dirigidas a las mujeres.
Entre esas iniciativas están el sitio web de noticias sobre inversiones Wamda for Women, de la plataforma empresarial regional Wamda, la Competencia para Mujeres Emprendedoras, de la incubadora de negocios libanesa Berytech, la Fundación Roudha en Jordania, y el Programa de Emprendedurismo de Mujeres Árabes, de la organización estadounidense AMIDEAST.
Otras razones son el creciente acceso a la educación y las oportunidades que brinda Internet.
El Banco Mundial señala que ahora hay más mujeres que hombres en las universidades de Medio Oriente.
Elayat contó que ella era la única mujer de la clase cuando hizo su primer curso de ingeniería informática en Estados Unidos, pero cuando pasó a la Universidad Estadounidense de El Cairo constató una presencia igualitaria de hombres y mujeres.
Yasmine el-Mehairy, la joven cofundadora del sitio digital árabe Supermama explicó que, en contraste con los bajos números de mujeres que estudian computación e ingeniería en Occidente, muchas árabes ingresaban a este tipo de carreras luego de presentar buenas calificaciones en la educación secundaria.
“Las mujeres muestran un mayor esfuerzo en la secundaria, y por eso obtienen buenas calificaciones, mientras que los hombres están más interesados en jugar con el PlayStation o en el fútbol”, señaló.
“Es parte de una selección natural ir a las universidades más acreditadas si tienes buenas calificaciones, y hacer las carreras más prestigiosas”, como ciencias e ingeniería, añadió.
Ludwig Siegele, del semanario británico The Economist, escribió en julio que probablemente el número de emprendedoras se incrementará gracias a Internet, pues este permite que las mujeres dirijan su empresa desde su casa, y esto es sumamente ventajoso en países como Arabia Saudita, donde se ve mal que salgan a trabajar.
No obstante, los desafíos que afrontan las emprendedoras en Medio Oriente son muy grandes, desde el cansancio diario hasta las frustraciones por los prejuicios arraigados en sus sociedades patriarcales.
Los talleres organizados este año por Wamda for Women en El Cairo, Doha, Amman y Riyadh ilustraron las dificultades que tienen las mujeres para impulsar sus negocios.
Generalmente, los principales desafíos tienen que ver con enfrentarse a sus pares hombres, superar los roles establecidos y equilibrar la familia con las responsabilidades del trabajo.
Así lo explicó también la empresaria jordana Fida Taher, fundadora del sitio web sobre cocina Zaytouneh.
“En primer lugar, algunos hombres se sienten intimidados frente a una mujer fuerte”, le dijo a Chris Schroeder, autor del libro “Startup Rising: The Entrepreneurial Revolution Remaking the Middle East” (Surgimiento de las startups: la revolución emprendedora reconstruye Medio Oriente).
“En segundo lugar, otros –y trataré de sonar lo más correcta posible—creen que una relación de negocios con una mujer debe ser personal. Finalmente, algunos hombres subestiman a las mujeres en general, y creen que no somos capaces de obtener buenos resultados”, añadió.
Sarah Abu Nar, de 28 años, cofundadora de la compañía egipcia EduKitten, que vende aplicaciones de entrenimiento educativo en árabe, contó sus propias experiencias.
La empresaria dijo que debe esforzarse para convencer a inversores árabes de que puede dedicarle igual de tiempo a los negocios que sus pares hombres.
Pero finalmente decidió tomar una postura que siguen todas las empresarias con las que habló IPS. “No hay que perder tiempo hablando con la gente para convencerlos de que eres buena. No gastes tu tiempo haciendo esto, pues tus acciones hablarán mejor que tus palabras”, afirmó.
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